El proceso de recuperación de una persona es único e irrepetible. Hay partes de ese proceso en las que la ayuda de nuestro entorno se torna imprescindible.
La experiencia en la atención a personas con enfermedad, así como la literatura especializada y las Guías Clínicas, nos demuestran que una implicación familiar en el proceso de rehabilitación se confiere, en muchas de las ocasiones, como un predictor de éxito en la intervención.
Cuando la persona está acompañada por otras de su entorno, de su circulo más cercano, el proceso de cambio es más ágil y el tratamiento de rehabilitación mucho más eficaz, demostrandose que los logros que se alcanzan son más profundos y permanentes.
Podemos afirmar que la familia, en muchas de las ocasiones, se convierten en un agente de cambio y un apoyo insustituible.
Los últimos estudios recientes demuestran que el trabajo en formato individual y grupal con las personas cercanas al usuario de los recursos de la red de salud mental, contribuyen a una mejoría global en el bienestar de la familia y aumentan las competencias de los individuos para afrontar las circunstancias difíciles que en ocasiones genera la enfermedad mental.
La potenciación de estrategias positivas, la adquisición de recursos y herramientas y el acompañamiento en el proceso generan sensaciones en la familia que facilita el apoyo a la persona para constituirse como un apoyo fundamental en el proceso de recuperación de la persona.
La experiencia en la atención a personas con enfermedad, así como la literatura especializada y las Guías Clínicas, nos demuestran que una implicación familiar en el proceso de rehabilitación se confiere, en muchas de las ocasiones, como un predictor de éxito en la intervención.
Cuando la persona está acompañada por otras de su entorno, de su circulo más cercano, el proceso de cambio es más ágil y el tratamiento de rehabilitación mucho más eficaz, demostrandose que los logros que se alcanzan son más profundos y permanentes.
Podemos afirmar que la familia, en muchas de las ocasiones, se convierten en un agente de cambio y un apoyo insustituible.
Los últimos estudios recientes demuestran que el trabajo en formato individual y grupal con las personas cercanas al usuario de los recursos de la red de salud mental, contribuyen a una mejoría global en el bienestar de la familia y aumentan las competencias de los individuos para afrontar las circunstancias difíciles que en ocasiones genera la enfermedad mental.
La potenciación de estrategias positivas, la adquisición de recursos y herramientas y el acompañamiento en el proceso generan sensaciones en la familia que facilita el apoyo a la persona para constituirse como un apoyo fundamental en el proceso de recuperación de la persona.
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