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CUANDO UN REFRESCO PUEDE EVOCARNOS MUCHAS COSAS

Tomar un refresco con un compañero puede quedarse en un rato agradable o dar un paso más y ser un medio para viajar al pasado o a tierras lejanas, así nos lo describe el CRR de Badajoz:







la SANTINA DE BADAJOZ
 

Ubicada en un lugar privilegiado de la ciudad: Plaza de la Soledad, edificio La Giralda, las Tres Campanas…se asienta en un edificio del siglo XVIII. Comienza siendo un lugar de tapeo y buen vino mezclado con pequeñas tertulias taurinas y de flamenco.
Tras dos ampliaciones, esta taberna cuenta en su exterior con azulejos tipo sevillanos pintados a mano por un gran artista del Casco Antiguo. El mural más grande está basado en un apunte realizado por Pier Marie Baldi en 1668 a su paso por la cuidad hacia Portugal. Y los dos que se encuentran en los laterales de la entrada son imágenes del antiguo ayuntamiento con la gente de la cuidad siguiendo a las mulillas para su entrada en la plaza de toros antigua.
Como curiosidad, tiene una capilla repleta de Vírgenes y Cristos de infinidad de ciudades  y el capote de la alternativa de un torero amigo en la plaza de toros de Pamplona. 

 

Cuidad del Cabo, “Soñando África”.
Oler algo, paladear algo, tocar algo… es una manera de acordarse, de acercarse a él. Y en Cuidad del cabo, paladeando un buen café, dejando que los dedos acaricien la taza, nos vamos introduciendo en otra parte del mundo, otro continenete, la remota y próxima África.
Los mil detalles del local:  maderas, mesas, rincones, esculturas. Las viejas maletas nos ayudan a emprender ese largo viaje en un tren de larga distancia. Poco a poco empezamos a escuchar el ritmo del lejano tatan rasgando la penumbra de la tarde, el recogerse de vacas y niños, la última torta de mijo en las piedras calientes de la entrada a la choza. Los mayores con sus mil historias, con sus mil memorias. Los hombres jóvenes masticando una raiz y aventurando con la mente soñadora el próximo parto de una vaca o el futuro prometedor de una cosecha. La noche de África, pesada, negra, plagada de gritos de agonía o nacimientos, surgidos en una mundo que vive y palpita a todas horas. En áfrica se nace y se muere de la misma manera, en paz con la naturaleza. La calidez alegre y clara del amanecer va barriendo las sombras de la noche, apartándolas, dejando de nuevo el girterío de los niños y el vapor de las vacas. Risas de las mujeres casadas, inocencia de las niñas camino del agua, descalzas, en un suelo rojo hecho para ser pisado. Esto me sugiere o no sugiere a mí Ciudad del Cabo, un pub un par de calles más arriba, apenas nada, un paseo en Badajoz.
                                                                                                         
Fdo: F.G.

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Hola, vengo a contaros mi historia porque creo que es fundamental en los tiempos que corren que se sepa y se sea consciente que hay númerosos casos, duros y reales sobre problemas de salud mental y se tienen que saber y se tiene que poder hablar de ello, ya basta el estigmatizar algo que es normal en los días en los que vivimos en los que vivimos estresados, con prisas a todos sitios y a veces no cabe lugar la calma...    Esta es mi historia:   - Con 17 años empecé con depresión por los estudios, fue un año duro de tener que dejar los estudios a un lado parcialmente para poder sanar y luego retomarlo... Pero lo conseguí, con ayuda de especialistas tanto psicólogos como psiquiatras salí adelante.    - Con 17 para 18 años pasé el año más duro de mi vida, en el que ni yo misma sábia qué me pasaba y tenía la mente en blanco, la cara completamente apática...    Mi deseo de cumpleaños al soplar las velas fue irme a otro sitio mejor... No sabéis cuanto dolió y aún a veces sigue doliendo al ha